La OMS publica directrices mundiales sobre agonistas del receptor GLP-1.

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La OMS publica directrices mundiales sobre agonistas del receptor GLP-1.
La OMS publica directrices mundiales sobre agonistas del receptor GLP-1.

3 de Diciembre, 2025-Obesidad y nuevos fármacos-Da a conocer por primera vez directrices globales sobre el uso de esta familia de medicamentos inicialmente desarrollados para la diabetes tipo 2 y que hoy están revolucionando el tratamiento de la obesidad.

La noticia supone un hito: nunca antes la OMS había emitido recomendaciones específicas para el manejo farmacológico de esta enfermedad, considerada ya una epidemia mundial que afecta a más de 1.000 millones de personas.

   Pero las nuevas directrices llegan con una advertencia: se calcula que, para 2030, menos del 10 % de quienes podrían beneficiarse de estos tratamientos podrán acceder realmente a ellos. El desafío no es solo clínico, sino económico, logístico y social.

   A continuación, analizamos qué implica la decisión de la OMS, cómo funcionan estos medicamentos, qué retos presentan y qué podemos esperar en los próximos años.

Giro histórico: la obesidad es crónica y tratable

   Durante décadas, la obesidad se abordó desde una visión reducida y culpabilizadora: "comer menos y moverse más". Sin embargo, la evidencia científica actual confirma que se trata de una enfermedad crónica compleja, influida por múltiples factores biológicos, hormonales, ambientales y sociales. La OMS, con la publicación de sus directrices, reafirma esta posición y señala que la obesidad debe ser tratada con un enfoque integral, que puede incluir fármacos cuando las medidas de estilo de vida no son suficientes.

   Para entender la magnitud del cambio basta un ejemplo: hace apenas 10 años, en muchos países la prescripción de medicamentos para adelgazar estaba limitada a casos muy concretos y bajo un gran estigma. Hoy, en contraste, los agonistas del receptor GLP-1 —como semaglutida o liraglutida— han demostrado reducir entre un 10 % y un 20 % del peso corporal en promedio, resultados comparables a algunas cirugías bariátricas en determinados pacientes.

¿Qué son y cómo funcionan?

   El GLP-1 es una hormona que produce nuestro intestino después de comer. Su función es enviar señales al cerebro para regular el apetito, retrasar el vaciado del estómago y estimular la producción de insulina.

   Los medicamentos agonistas del receptor GLP-1 imitan estos efectos. En términos prácticos:

1. Ayudan a controlar el apetito, haciendo que la persona sienta saciedad más rápidamente.

2. Reducen la ingesta de alimentos, no por obligación, sino porque genuinamente disminuye el hambre.

3. Mejoran la sensibilidad a la insulina, beneficioso tanto en obesidad como en diabetes.

4. Contribuyen a la pérdida sostenida de peso, especialmente cuando se combinan con cambios de estilo de vida.

   Un ejemplo sencillo para no iniciados: imagine que su cuerpo tiene un "termóstato del apetito". En algunas personas con obesidad, el termóstato está desajustado y marca constantemente "tengo hambre", incluso después de comer. Los agonistas del GLP-1 ayudan a recalibrar ese sistema, haciendo que las señales de saciedad funcionen como deberían.


Beneficios demostrados: más allá de perder peso

   Aunque la pérdida de peso es lo más visible, los agonistas del receptor GLP-1 muestran otros efectos clínicamente relevantes:

• Reducción del riesgo cardiovascular.

• Mejora en el control glucémico en diabéticos.

• Disminución de la presión arterial y la grasa hepática.

• Mejoría de la movilidad y la calidad de vida.

   En estudios internacionales, pacientes con obesidad que perdieron un 15 % de su peso con estos fármacos reportaron mejoras tan significativas como poder subir escaleras sin dolor, volver a caminar largas distancias, o dormir mejor debido a la reducción de la apnea del sueño.

   Ejemplo ilustrativo: una persona de 120 kilos que reduce un 15 % de su peso pierde alrededor de 18 kilos. Esto equivale al peso de dos garrafas grandes de agua que su cuerpo ya no necesita cargar cada día. El impacto en articulaciones, corazón y metabolismo es enorme.

¿Qué recomiendan exactamente las nuevas directrices de la OMS?

   Aunque las recomendaciones completas son técnicas, podemos resumir los puntos principales:

1. Ofrecer agonistas del GLP-1 como parte de un tratamiento integral, nunca como solución aislada.

2. Usarlos en personas con obesidad que no han logrado una reducción significativa del peso con intervenciones de estilo de vida, o cuando existen complicaciones metabólicas importantes.

3. Evitar su uso indiscriminado en personas que buscan adelgazar por motivos estéticos sin diagnóstico clínico.

4. Asegurar seguimiento médico continuo, especialmente para monitorizar efectos secundarios gastrointestinales o ajustes de dosis.

5. Integrar estrategias para garantizar el acceso equitativo, priorizando poblaciones vulnerables.

   El objetivo no es que estos medicamentos sustituyan la alimentación saludable o la actividad física, sino que actúen como una herramienta más, especialmente para quienes tienen mayor riesgo de complicaciones asociadas al exceso de peso.

El problema del acceso

   Pese a su eficacia, el gran desafío es su disponibilidad. La OMS estima que, para 2030, menos del 10 % de las personas que podrían beneficiarse de estos tratamientos tendrá acceso real. Las razones son varias:

 1. Costo elevado:en muchos países, los agonistas del GLP-1 cuestan entre 200 y 400 euros al mes, y no siempre están cubiertos por los sistemas públicos o seguros. Para una enfermedad crónica —que requiere tratamiento continuado— esto supone una barrera importante.

   Ejemplo: una persona que necesita semaglutida durante dos años puede llegar a gastar más de 7.000 euros si no cuenta con cobertura sanitaria.

   2. Alta demanda y escasez global:el auge de estos medicamentos, impulsado en parte por su presencia en medios y redes sociales, ha provocado escasez mundial. En algunos lugares, farmacias reportan meses de espera.

3. Falta de infraestructura médica:muchos países carecen de especialistas en obesidad o programas de seguimiento adecuados. Sin supervisión profesional, el uso correcto de estos fármacos se vuelve complicado.

4. Brechas socioeconómicas:la obesidad afecta de forma desproporcionada a poblaciones de bajos recursos, que paradójicamente son quienes menos pueden acceder a los tratamientos de última generación.

Riesgos y malentendidos: lo que la OMS advierte

   Los agonistas del GLP-1 no son productos milagro ni libres de riesgos. La OMS subraya varios puntos:

• Efectos secundarios frecuentes, como náuseas, vómitos o diarrea, especialmente al inicio.

• Interrupción del tratamiento: muchas personas recuperan parte del peso perdido al dejar el medicamento, lo que confirma que la obesidad es crónica.

• Uso inapropiado en personas sin necesidad médica, impulsado por celebridades o influencers.

• Comercialización no regulada y compras por internet, que pueden ser peligrosas.

   Un ejemplo concreto: algunas imitaciones vendidas online contienen dosis incorrectas o sustancias no declaradas, lo que puede generar complicaciones graves.

Implicaciones sociales

   La irrupción de los agonistas del GLP-1 ha generado debates éticos y sociales. Por un lado, representan un avance médico impresionante. Por otro, crean una brecha entre quienes pueden permitírselos y quienes no.

   La preocupación de la OMS es clara: sin políticas nacionales, estos fármacos podrían convertirse en un privilegio de unos pocos, ampliando desigualdades en salud.

   Imaginemos dos pacientes con obesidad severa: uno con seguro privado que cubre el tratamiento otro con salario mínimo y sin cobertura. Ambos tienen el mismo riesgo cardiovascular, pero solo uno tendrá acceso al fármaco que puede reducirlo significativamente. Esta desigualdad es uno de los grandes retos de salud global del siglo XXI.

¿Hacia dónde vamos? 

   Los especialistas coinciden en que estamos viviendo una revolución similar a la que experimentó la cardiología con las estatinas o la infectología con los antirretrovirales.

   En los próximos años se esperan nuevos medicamentos todavía más eficaces, como los agonistas duales o triples (GLP-1/GIP/Glucagón), capaces de producir pérdidas de peso superiores al 20 % o 25 %.

   Sin embargo, la gran pregunta sigue siendo: ¿podrán acceder a ellos quienes más los necesitan?

   La OMS, con sus directrices, intenta marcar un camino:

• Estimular la producción global.

• Impulsar precios accesibles.

• Incluir estos tratamientos en las políticas públicas de salud.

• Educar a profesionales y pacientes.

• Promover la investigación para comprender mejor los efectos a largo plazo.

Un avance científico con desafíos urgentes

   Los agonistas del receptor GLP-1 representan uno de los mayores avances en endocrinología y en el tratamiento de la obesidad en décadas. La publicación de las primeras directrices mundiales por parte de la OMS confirma su eficacia y necesidad clínica, pero también pone sobre la mesa una realidad incómoda: la mayoría de las personas que podrían beneficiarse de ellos no tendrán acceso.

   El reto global, por tanto, no es solo seguir investigando, sino garantizar que la innovación llegue a todas las poblaciones. Porque detrás de cada porcentaje hay vidas reales, personas que luchan contra una enfermedad crónica que afecta su salud, movilidad y bienestar.

   Si los gobiernos, los sistemas de salud y la industria trabajan de forma conjunta, los agonistas del GLP-1 podrían convertirse no en un lujo, sino en una herramienta universal contra la obesidad. Hasta entonces, la inequidad será el mayor obstáculo.

Fuente: diarionorte.com

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