La contaminación auditiva es una problemática social que afecta a la salud infantil y que tiene un gran impacto ambiental, y los especialistas aseguran que un entorno que promueva la salud auditiva permite a los niños desarrollarse plenamente.
Advierten que el ruido ambiental externo causado por el tráfico vehicular, las construcciones cercanas y el ruido propio de las actividades escolares, provocado por conversaciones de alto volumen en pasillos y aulas, gritos en los recreos, el desplazamiento de sillas y mesas, pueden ser fuente de contaminación auditiva.
El doctor Alberto Tiberti, médico otorrinolaringólogo y director del Programa Provincial de Detección y Atención Temprana de la Hipoacusia, sostuvo además que la contaminación sonora no sólo ocasiona trastornos al sistema auditivo como sería de esperar, "sino a la salud en general".
De acuerdo con las recomendaciones de los organismos internacionales, resulta esencial realizar a los niños un control auditivo anual para detectar y abordar tempranamente cualquier dificultad. La identificación e intervención oportunas pueden reducir el impacto en el desarrollo del lenguaje.
Conforme a datos del Ministerio de Salud de la Nación (2010), se estima que los problemas de audición o hipoacusia son de 1 a 3 por cada 1000 nacimientos, con gran prevalencia de problemas de audición en la primera infancia. Se estima que un niño derivado a la consulta médica por su dificultad auditiva, mejora en amplias proporciones sus niveles de atención, concentración y corrección de dificultades simples del habla.
En este sentido, el doctor Tiberti explicó que en el programa que dirige, "es constante el trabajo en la detección y atención de hipoacusia infantil", y puntualizó a modo de prevención: "No a la pirotecnia más luz y menos ruido control de ruidos del tránsito y mejorar el nivel sonoro en bares y restaurantes, conforman un ambiente ideal para los chicos".
Fuente: El Liberal