El calvario que una mujer vivió en marzo de 2024, cuando fue brutalmente atacada por su expareja días después de una cesárea de urgencia, tuvo su corolario judicial: Miguel Alvidez fue condenado a 10 años de prisión de cumplimiento efectivo por los delitos de lesiones, privación ilegítima de la libertad, amenazas y abuso sexual con acceso carnal. El tribunal, integrado por Ricardo Baldomar y María Fernanda Botana, también condenó a los hermanos del agresor, quienes actuaron como cómplices en el secuestro y las agresiones.
El Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas N°10 de la Ciudad de Buenos Aires revocó las penas en suspenso que pesaban sobre Marta Elizabeth Alvidez y Juan Ramón Alvidez, a quienes les impuso condenas de tres años y ocho meses y tres años y seis meses de prisión, respectivamente. En ambos casos, el tribunal consideró probada su participación en el calvario de la víctima.
El ataque: violencia extrema en el posoperatorio
El 6 de marzo de 2024, recién llegada a su casa tras una cesárea, la mujer fue brutalmente atacada por Miguel Alvidez, su expareja. A pesar de que la víctima estaba adolorida y débil, el agresor la golpeó, la intentó asfixiar y la amenazó de muerte: "Te voy a matar, hija de p...", le gritó. "Si voy a estar preso por esto, me voy por 25, te mato", la amenazó.
En medio de la escalada de violencia, Alvidez le pidió un arma a su hermano, Juan Ramón. Con la pistola en la mano, la golpeó de nuevo para luego violarla en el baño de la vivienda. Mientras la víctima le suplicaba que se detuviera, el agresor la obligó a ir hasta la casa de su hermana, Marta Alvidez. Allí, con la complicidad de su hermana, el agresor la retuvo y la amenazó con un cuchillo.
Finalmente, la abandonaron en una plaza de Ciudad Oculta. Los agresores le pusieron estupefacientes en los bolsillos a la mujer, en un intento de fraguar un delito. Sin embargo, lo que Alvidez creyó que sería el fin de su víctima, fue el comienzo de su final: la mujer logró escapar y refugiarse en la casa de su madre, desde donde denunció a su expareja y a sus dos hermanos ante la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Investigación y pruebas: el calvario se reconstruyeInvestigación y pruebas: el calvario se reconstruye
La denuncia activó el accionar de la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N°33, que de inmediato puso en marcha un protocolo de protección y acompañamiento psicológico para la víctima. Durante la investigación se allanaron domicilios, se secuestró la pistola Bersa Thunder 9 mm que el agresor usó para amenazarla y se detuvo a los hermanos de Alvidez, quienes fueron encontrados en el lugar.
Miguel Alvidez, en cambio, se dio a la fuga. Fue capturado tras una persecución por los techos y quedó detenido.
En el debate oral, la víctima declaró en ausencia de los acusados para evitar su revictimización, mientras que los tres imputados presenciaron la audiencia por videoconferencia desde una sala aparte. El tribunal valoró especialmente el testimonio de la denunciante, al que calificó de "coherente, persistente y verosímil", además de haber sido corroborado por pruebas médicas y periciales, así como por los testimonios de familiares y profesionales. El fallo condenatorio detalla que las lesiones de la víctima incluyeron hematomas de hasta 7 centímetros, excoriaciones y contusiones en la cabeza, el rostro, los brazos, los muslos y los glúteos.
El tribunal también incorporó al expediente 29 grabaciones de llamadas en las que el acusado minimizaba los hechos y la presionaba para que desistiera de la denuncia. En una de ellas, Alvidez le dice: "No necesito que me digas todas las cosas malas que te hice".
A la hora de dictar la sentencia, el tribunal también valoró el contexto de violencia de género, el ciclo de violencia y cómo la víctima fue aislada, privada de recursos económicos y sometida a un control emocional y físico sistemático, detalla el portal de Infobae.
Fuente: El Liberal