El dato refleja el deterioro de la capacidad de pago de los hogares y enciende alarmas en bancos y fintech, según los últimos registros oficiales. Los analistas prevén que la tendencia podría empeorar en los próximos meses si no se implementan medidas correctivas. El problema golpea con distinta intensidad: mientras los bancos tradicionales aún tienen margen para absorber la presión, las fintech —muy expuestas al crédito de consumo— muestran índices de mora que duplican o triplican el promedio.
   El origen de esta crisis combina factores estructurales y coyunturales. Durante el último año, bancos y plataformas digitales desplegaron una agresiva estrategia para ampliar su base de clientes y aprovechar un eventual repunte económico. Pero la macroeconomía no acompañó: crecieron el desempleo y los ajustes salariales fueron insuficientes frente a la inflación, a lo que se sumaron subas en tarifas y transporte que redujeron drásticamente el ingreso disponible.
   A diferencia de otros períodos, la inflación ya no "licúa" las deudas en pesos. La relativa estabilización de los precios dejó a miles de familias atrapadas con créditos que mantienen su peso real, transformándose en una carga cada vez más difícil de afrontar. El resultado: ingresos en caída, gastos fijos en alza y deudas que se sienten más pesadas que nunca.

   El negocio bancario también se ve condicionado por la necesidad de ofrecer tasas de plazo fijo cercanas al 50% anual para retener depósitos, muy por encima de una inflación proyectada del 25/30%. Con márgenes de intermediación estrechos, muchas entidades optan por refugiarse en bonos y letras del Estado, que brindan retornos más seguros que los préstamos al sector privado.
   El impacto social de esta coyuntura es evidente. Una encuesta de Zentrix Consultora reveló que más de la mitad de los argentinos se autopercibe dentro de la clase baja o media baja. El 40,5% califica su situación económica personal como "mala" o "muy mala", y un 64% evalúa negativamente la situación nacional.
   La desconfianza hacia las estadísticas oficiales también es alta: el 67,4% de los consultados asegura que los datos del INDEC no reflejan el verdadero aumento del costo de vida. En cuanto a las principales preocupaciones, la economía e inflación lideran con el 28,5%, seguidas por la corrupción (22,3%) y el desempleo (16%).
   Finalmente, el 67,8% de los encuestados identificó a la clase alta como la principal beneficiada por las políticas actuales, lo que muestra un creciente malestar social frente a un escenario económico que combina morosidad récord, fragilidad financiera y fuerte pesimismo ciudadano.
 Fuente: diarionorte.com