El ducto será el primero destinado exclusivamente a la exportación de Gas Natural Licuado (GNL), una de las obras energéticas más relevantes de las últimas décadas.
   La definición se conocerá en las próximas semanas, pero el mensaje de Paolo Rocca ya llegó al Gobierno: si el gobierno argentino decide impulsar exportaciones de GNL con insumos chinos, Techint podría suspender la actividad de SIAT, inaugurada en 1948 y empleadora de entre 300 y 400 trabajadores. La planta hoy produce los tubos del proyecto Duplicar Norte, pero su futuro quedó en suspenso.
   El avance del proceso licitatorio fortaleció las tensiones. La compra de caños está a cargo del Vehículo de Proyecto Único (VPU) San Matías Pipeline, inscripto en el RIGI. Además de China, participan firmas de India, España, Colombia, México, Japón, Grecia y Turquía. La adquisición será para el consorcio Southern Energy (SESA), integrado por PAE, YPF, Pampa Energía, Harbour Energy y Golar LNG. El criterio será estrictamente económico: ganará la oferta más competitiva.
   El antecedente que encendió la alarma ocurrió en noviembre, cuando llegaron a Río Negro 5.000 toneladas de caños chinos revestidos de concreto para tramos onshore y offshore del sistema que vinculará el gasoducto San Martín con el puerto. La reacción en Techint fue inmediata: la compañía viene cotizando entre 10% y 25% más cara que proveedores internacionales. Rocca denuncia competencia desleal, mientras desde la industria señalan que la diferencia se explica por la mayor calidad del acero nacional. Sin embargo, en proyectos de márgenes tan estrechos, ese argumento difícilmente incline la balanza.
   Fuentes del sector aseguran que Rocca evalúa una medida extrema: cerrar SIAT si el proyecto argentino de exportación opta por tubos chinos. No sería solo un conflicto comercial, sino una señal estratégica: Argentina exportaría gas sin integrar valor industrial propio. En el Gobierno responden que las licitaciones "son transparentes y gana la mejor opción", y algunos funcionarios ven una presión explícita de Techint para influir en el proceso.
   El negocio del GNL opera con rentabilidades mínimas. Una diferencia de 10% a 25% en el precio de los caños puede implicar sobrecostos de hasta US$ 50 millones, suficientes para comprometer la viabilidad del gasoducto. Para ser rentable exportando a Europa, todo el segmento upstream debe funcionar con costos inferiores a US$ 2 por MMBTU, por lo que el precio del acero se vuelve decisivo.
   El consorcio Southern Energy, liderado por PAE —que tiene a la estatal china CNOOC como accionista—, planea exportar 2,45 MTPA desde 2027 con el barco Hilli Episeyo, más 3,5 MTPA desde 2028 mediante el MK II. El negocio podría generar US$ 2.500 millones anuales. En paralelo, YPF avanza con ENI y socios de Medio Oriente en un proyecto mayor para 2029-2030.
   La discusión excede esta licitación: define el lugar de la industria nacional en la cadena del GNL. Si prevalece China por precio, Techint anticipa un golpe severo al empleo y la producción local si se privilegia lo nacional, el riesgo es perder competitividad y frenar inversiones. La tensión quedó instalada y promete escalar.
Fuente: diarionorte.com