¿Una relación que afecta la salud mental?

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¿Una relación que afecta la salud mental?
¿Una relación que afecta la salud mental?

14 de Julio, 2025-Adolescentes y celulares-El uso excesivo de celulares está vinculado con un aumento en problemas de salud mental, especialmente en mujeres.

Un estudio preliminar realizado por Fabricio Ballarini, científico del CONICET (IBCN-UBA) y director del departamento de Ciencias de la Vida del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), en colaboración con instituciones educativas, revela datos preocupantes. En una muestra de 838 estudiantes argentinos de entre 11 y 18 años, y los resultados sugieren que la pantalla del teléfono ya no solo es una herramienta, sino una extensión de su vida social y emocional.  


Cifras que impactan  

   El promedio diario de uso del celular es de 5 horas y 27 minutos, lo que equivale a 77 días al año dedicados exclusivamente a mirar una pantalla. De este tiempo, la mitad se gasta en TikTok, la plataforma que lidera el consumo de contenido entre los jóvenes. A medida que avanzan los años, el tiempo de pantalla aumenta, con una excepción: en el último año de secundaria, los estudiantes reducen su uso, posiblemente por la presión académica o la preparación para el ingreso a la universidad.  


   Estas cifras no solo reflejan un cambio en los hábitos, sino una reconfiguración del tiempo libre. "Los adolescentes están priorizando el mundo virtual sobre actividades físicas, el sueño o las interacciones cara a cara", explica el estudio.  

Correlación directa  

   Uno de los hallazgos más críticos es la relación entre el tiempo de uso y los niveles de adicción al celular. Los participantes que pasaban más horas conectados obtuvieron puntuaciones significativamente más altas en tests de dependencia tecnológica. "Esto no significa que todos estén ‘enganchados’, pero sí muestran comportamientos compulsivos, como ansiedad al separarse del dispositivo o dificultad para limitar su uso", destaca el informe.


  La adicción no es solo un problema individual, sino un fenómeno social. Las redes sociales y las aplicaciones están diseñadas para capturar la atención mediante notificaciones, ‘likes’ y contenido infinito, lo que refuerza un ciclo de gratificación inmediata difícil de romper.  

Salud mental en alerta

   Los datos también muestran una brecha de género alarmante. Las adolescentes reportan niveles más altos de ansiedad, depresión y dependencia tecnológica en comparación con sus pares masculinos. ¿A qué se debe esta diferencia? 

   Las chicas tienden a usar más las redes para validación social, comparación corporal y construcción de identidad, factores que incrementan su vulnerabilidad. Además, TikTok, su plataforma favorita, potencia dinámicas como el perfeccionismo o la exposición a contenido negativo.  

   "La presión por mantener una imagen idealizada, el miedo a perderse algo y la exposición a comentarios tóxicos generan un cóctel perfecto para el deterioro emocional", señala Ballarini.

¿Una crisis silenciosa?  

   Aunque los resultados son preliminares, las tendencias son claras: cuanto más tiempo pasan los adolescentes en el celular, peor es su autopercepción de salud mental. Los grupos de alto uso reportan mayor insomnio, irritabilidad y sensación de vacío cuando están desconectados. Sin embargo, el estudio no establece causalidad directa, sino una asociación que requiere más investigación.  

   ¿Qué implica esto para las familias y las escuelas? Primero, reconocer que el problema no es el celular en sí, sino el desequilibrio que genera. Segundo, fomentar espacios sin tecnología donde los jóvenes puedan desarrollar habilidades sociales y emocionales.  

Educación digital y límites sanos  

   Ballarini propone una estrategia multifacética:  

1. Educación en medios: enseñar a los adolescentes a usar la tecnología de manera crítica y consciente.  

2. Límites razonables: acuerdos familiares sobre horarios y espacios "libres de pantallas" (como comidas o dormitorios).  

3. Promoción de actividades offline: deportes, arte o lectura para compensar el tiempo virtual. 

   El reto es encontrar un equilibrio entre aprovechar lo mejor de la tecnología y proteger el bienestar psicológico. Como dice Ballarini: "No se trata de prohibir, sino de guiar. La clave está en empoderar a los jóvenes para que sean dueños de su tiempo, no rehenes de una pantalla".  

   En un mundo hiperconectado, esta generación necesita herramientas para navegar la digitalidad sin perder su salud mental. Los adultos, a su vez, deben dejar de mirar hacia otro lado y actuar antes de que el problema se agrave.

Fuente: diarionorte.com

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