Valorada en su momento en u$s 1.500 millones, Builder.ai prometía simplificar el desarrollo de aplicaciones a través de una supuesta inteligencia artificial llamada Natasha. Según la empresa, crear una app sería tan simple como pedir una pizza. Pero la realidad distaba mucho de esa promesa.
Detrás de la interfaz, no había ninguna IA revolucionaria. Cada proyecto era desarrollado manualmente por un ejército de más de 700 ingenieros en India. La supuesta automatización era, en realidad, una fachada: la plataforma solo servía como intermediario entre el cliente y los programadores humanos.
El caso recuerda a otros escándalos recientes, como el de Nate, otra startup que subcontrataba trabajadores en Filipinas mientras vendía productos de inteligencia artificial. El patrón es claro: marketing agresivo, promesas grandilocuentes y cero innovación real.
El fundador de Builder.ai, Sachin Dev Duggal, logró mantener esta ilusión durante años, recibiendo inversiones multimillonarias y el respaldo de fondos soberanos como el de Catar. Sin embargo, todo se derrumbó en 2024, cuando Viola Credit embargó u$s 37 millones tras detectar graves irregularidades financieras.
Los empleados que intentaron denunciar las prácticas internas fueron despedidos. Uno de los ex directivos, Robert Holdheim, fue contundente: "La tecnología no funcionaba como se promocionaba era esencialmente una ilusión".
¿Por qué la India?El uso de desarrolladores en India no es casual ni nuevo. Desde los años 90, el país se ha posicionado como el epicentro global de la tercerización tecnológica, gracias a su mano de obra calificada y a bajo costo. Muchas empresas occidentales han aprovechado esta ventaja para sostener márgenes altos mientras presentan sus productos como innovaciones disruptivas.
Builder.ai simplemente llevó esta lógica al extremo. En lugar de admitir que dependía de un modelo tradicional de outsourcing, lo vendió como una revolución tecnológica. India proporcionaba el talento necesario para mantener la ilusión de una IA funcional, mientras los clientes pagaban precios premium por una solución que, en realidad, nunca fue automatizada.
04-06-25 Fuente: diarionorte.com