El analista económico y experto en estudios relacionados con el consumo y su relación con los precios y salarios, el Lic. Damián di Pace, se refirió a la situación particular que se plantea en la actualidad, en un contexto de inflación contenida, pero con salarios también sujetados al ritmo de paritarias que marchan por debajo de la inflación.
"En Argentina, hablar de salarios es hablar del corazón de la economía cotidiana. No importa el ciclo, el gobierno o el índice: la sensación general es que nunca alcanza. Durante años, la dinámica estuvo marcada por una inflación galopante y una respuesta salarial que, aunque atrasada, solía venir acompañada de incrementos nominales potentes, muchas veces fogoneados por la emisión monetaria. Era una carrera frenética, con poco control, pero con al menos la ilusión de que el ingreso se movía", sostuvo Di Pace al realizar una introducción a su análisis.
Agregó que en la actualidad, "la inflación muestra una trayectoria más contenida (todavía presente, pero en desaceleración) y el gobierno junto al BCRA han consolidado una política de emisión cero. En ese nuevo esquema, los salarios ya no corren con la misma velocidad, y aunque se justifique desde lo macroeconómico, la percepción social se tensiona: los precios suben menos y los sueldos quedan muy en línea en términos reales. El momento es extraño para los argentinos: por primera vez en mucho tiempo, no hay inflación desatada ni aumentos salariales fuertes" detalló.
Sin embargo, explicó que "es importante decir que el salario es hijo de la producción y crecimiento económico. La economía está recuperando de años de pérdida y no todos los sectores crecen con la misma intensidad y volumen y la recuperación salarial no es para todos igual".
En este escenario, detalló que "desde el oficialismo, el mensaje ha sido claro: no hay margen para acuerdos salariales que superen el 1% mensual, cifra que busca alinear expectativas de inflación hacia abajo y evitar que la puja distributiva desate una nueva espiral de precios". Agregó que "esta pauta, que ya venía generando incomodidad en los gremios, quedó bajo la lupa tras el dato de inflación de marzo, que sorprendió con un 3,7% y encendió las alarmas no solo en sindicatos, sino en todos los frentes. Aunque abril mostró una baja cercana al punto porcentual, el número de marzo rompió las proyecciones previas, que estimaban un valor no mayor al 2,5% pese al componente estacional".
Fuente: El Liberal