El comerciante Juan Marcelo Ferrufino (54) llevaba consigo U$S 30.000, es decir más de $ 37 millones, pero el dinero no aparece y la Fiscalía centrará hoy sus energías en la indagatoria a Alexis Maldonado y la autopsia, en la Morgue Judicial del hospital local.
"Don Juan", como se lo conocía al peruano asesinado e incinerado el 26 de mayo, trabajaba en Mailín desde el 2006. Hace pocos años, alquilaba un predio a Maldonado y los arrendaba reconvirtiéndolos a lotes de 1 m2 en razón de $ 250.000 y hasta $ 400.000 diarios.
La hipótesis dominante de la fiscal, Alejandra Sobrero, es que Maldonado vio la veta y subalquiló los mismos espacios a otros puesteros. Al salir a la luz el doble alquiler, todos atribuyeron a Ferrufiño la estafa.
Con Maldonado ya preso, la familia de Ferrufino informó que no aparecen U$S 30.000. El grupo de parientes de la víctima trabaja en Once y la madre sería propietaria de talleres de ropa. En tanto, el hijo del comerciante, Matías Juan Ferrufino Espinoza, fue quien interpuso la denuncia y ahora es aguardado en el Juzgado para el reconocimiento de bienes de su padre, incautados en la casa del detenido.
La indagatoria
Por otra parte, Maldonado (hermano de un funcionario policial) sería indagado hoy, a media mañana. Antes, una junta médica realizará la autopsia a los restos de Ferrufino, al parecer quemados en un 90%.
Allí radica una de las "vallas" clave para la Justicia. El daño y pruebas perdidas con el empleo de un combustible en el proceso de destrucción del cuerpo.
En ese punto, habría dos corrientes policiales enfrentadas: una, que arriesga la sola intervención de Maldonado. La otra, que alerta sobre un cómplice aún protegido por el anonimato.
Como sea, la versión de Maldonado debe ser tamizada y entrecruzada, por el bisturí científico: los tejidos del cuerpo habrían sido desintegrados por el fuego, pero los forenses también cuentan con otros recursos.
Es crucial develar si solo Maldonado llevó al peruano al camino distante, 11 kilómetros de Mailín. En lugar de comprar cabritos, Ferrufino terminó asesinado. "Lo ejecutó a puñaladas y por la espalda", indicó un funcionario, pero todo es relativo y nadie se atreve en cerrar el proceso solo con Maldonado esposado.
"Jungla" de puesteros
Al mismo tiempo, desde el jueves pasado que los policías de la Subcomisaría de Mailín reciben testimonios de puesteros, quienes alegan haber sido estafados con doble alquiler.
Como sea, la Justicia también indaga en otros negocios de Ferrufino y Maldonado. "Eran muy amigos. La víctima se quedaba en la casa del detenido, un inmueble de dos plantas en pleno corazón de los puestos", amplió un funcionario policial al cierre.
A tal fin, la fiscal Sobrero espera a la familia de Ferrufino para tomarle otra testimonial. A los dolientes les moviliza la urgencia de trasladar, pronto, los restos del comerciante y darle sepultura en Buenos Aires. Sin embargo, la titular del Ministerio Público tiene un homicidio y múltiples interrogantes, especialmente muchas piezas sueltas de un rompecabezas que aún se encuentra muy difuso.
Puestera furiosa: "Alexis sacó $ 2 M. de abajo de un colchón y nos pagó"
La Justicia supedita la suerte de la investigación a dos instancias cruciales: el allanamiento madrugador del sábado en casa de Maldonado y, al mismo tiempo, el hallazgo del cadáver, a media mañana.
Con luz verde del juez subrogante, Álvaro Mansilla (foto), los policías incautaron palas, plásticos quemados, $ 300.000, pedazos de tela y otros objetos que ahora serán peritados en busca de ADN y en pos de establecer si han sido usados en el descarte del cuerpo de Ferrufino.
La acusación descansa en un sospechoso inestable, quien antes de caer preso alardeaba de excesiva confianza, con todo desparpajo y cero sutilezas: a modo de ejemplo, una testigo dijo que ante el descontento de puesteros, "Alexis sacó $ 2 millones de abajo de un colchón y nos pagó..."
Hora de la verdad
Aunque Maldonado adelantó su deseo de declarar, el "manual de estilo" aconseja lo contrario. Es básico que el detenido no debe demostrar su inocencia, sino la Fiscalía su culpabilidad. "Nadie impide a Maldonado (foto) alegar que él dejó solo al peruano en el camino y que ignora su suerte, es decir, qué le pasó posteriormente", graficó anoche un policía.
Irónicamente, el efectivo tal vez se adelantó a la estrategia de la defensa, la de plantar una versión en que su cliente no cargue solo, en sus espaldas, una muerte capaz de "catapultarlo" a una segura prisión perpetua.
Aturdido, más no quebrado, Maldonado anoche recuperaba la estabilidad emocional en una celda de la Departamental 13. Afuera, todos los asumían con su suerte echada, pero en el universo penal la verdad más "sacrosanta" luce relativa, es decir "chequeable".
Fuente: El Liberal