Remisero de día y usurero estafador, de noche. Allí se sintetiza la historia de un colombiano que por estas horas desapareció del mapa santiagueño, porque previamente estafó a un particular, a un agenciero de automóviles, a dos comerciantes y al propietario del departamento que alquilaba, en un global de $ 50.000.000.
Investiga la fiscal Jaqueline Macció, tras una denuncia penal interpuesta por los abogados Franklin Moyano y Eliana Frías. La presentación es "en contra de Diego Fernando Velázquez y su novia, Ana Salomé Suárez", según el escrito con las firmas de los damnificados: $ 20.000.000, perdió uno de ellos $ 25.000.000, le sacó a otro, y $ 3.000.000 a los dos restantes. Para completar los $ 50 M hay que sumar al dueño del depto que alquilaba, al que jamás le pagó y los embromó en $2M.
Velázquez les ofreció a las cuatro primeras víctimas, unirse a inversiones personales, con réditos increíblemente jugosos. Por ejemplo, con el primer damnificado "el acuerdo" fue en septiembre pasado. Antes de noviembre, debía llevarle a su casa las "enormes" ganancias. El hombre y su esposa entregaron al extranjero $ 20.000.000, que según ellos, era producto de la venta de una casa y de un vehículo.
Vencido el tiempo acordado, las dos víctimas se trasladaron al departamento de Velázquez y descubrieron que el fin de semana previo, junto con tres amigos, se había realizado la mudanza y nadie sabía el paradero del colombiano.
No es todo. Se supo que el fin de semana llevó el auto que conducía y lo entregó a la empresa de remises en la que trabajaba. "Me voy porque tengo problemas familiares", dijo al retirarse. Nadie imaginó -se supone- que estaba dejando "un tendal".
Del mismo modo, un agenciero fue embaucado con idéntica tarjeta de presentación: "Una oportunidad única para acrecentar una inversión", con intereses emergentes "bien por arriba del tope fijado por el Banco Central de la República Argentina", les prometió.
Desesperadas, ahora las cuatro víctimas acudieron a la Fiscalía: "Presentamos una denuncia con constitución de querellante por el delito de estafa. Nuestros clientes le entregaron dinero y así de sencillo, el sujeto ha desaparecido", sintetizó el abogado Moyano. Lo vital ahora para las autoridades es determinar por un lado dónde está el acusado, si se fue del país o está oculto en algún lugar de nuestro territorio y por el otro, para organismos de contralor, establecer el origen del dinero "invertido" por los denunciantes. 
Departamento, con destrozos y forzada mudanza nocturna
Remisero de día y usurero estafador, de noche. Allí se sintetiza la historia de un colombiano que por estas horas desapareció del mapa santiagueño, porque previamente estafó a un particular, a un agenciero de automóviles, a dos comerciantes y al propietario del departamento que alquilaba, en un global de $ 50.000.000.
Investiga la fiscal Jaqueline Macció, tras una denuncia penal interpuesta por los abogados Franklin Moyano y Eliana Frías. La presentación es "en contra de Diego Fernando Velázquez y su novia, Ana Salomé Suárez", según el escrito con las firmas de los damnificados: $ 20.000.000, perdió uno de ellos $ 25.000.000, le sacó a otro, y $ 3.000.000 a los dos restantes. Para completar los $ 50 M hay que sumar al dueño del depto que alquilaba, al que jamás le pagó y los embromó en $2M.
Velázquez les ofreció a las cuatro primeras víctimas, unirse a inversiones personales, con réditos increíblemente jugosos. Por ejemplo, con el primer damnificado "el acuerdo" fue en septiembre pasado. Antes de noviembre, debía llevarle a su casa las "enormes" ganancias. El hombre y su esposa entregaron al extranjero $ 20.000.000, que según ellos, era producto de la venta de una casa y de un vehículo.
Vencido el tiempo acordado, las dos víctimas se trasladaron al departamento de Velázquez y descubrieron que el fin de semana previo, junto con tres amigos, se había realizado la mudanza y nadie sabía el paradero del colombiano.
No es todo. Se supo que el fin de semana llevó el auto que conducía y lo entregó a la empresa de remises en la que trabajaba. "Me voy porque tengo problemas familiares", dijo al retirarse. Nadie imaginó -se supone- que estaba dejando "un tendal".
Del mismo modo, un agenciero fue embaucado con idéntica tarjeta de presentación: "Una oportunidad única para acrecentar una inversión", con intereses emergentes "bien por arriba del tope fijado por el Banco Central de la República Argentina", les prometió.
Desesperadas, ahora las cuatro víctimas acudieron a la Fiscalía: "Presentamos una denuncia con constitución de querellante por el delito de estafa. Nuestros clientes le entregaron dinero y así de sencillo, el sujeto ha desaparecido", sintetizó el abogado Moyano. Lo vital ahora para las autoridades es determinar por un lado dónde está el acusado, si se fue del país o está oculto en algún lugar de nuestro territorio y por el otro, para organismos de contralor, establecer el origen del dinero "invertido" por los denunciantes. 
Fuente: El Liberal