El profesional señaló que la baja de casos obedeció al "agotamiento" del virus tal como sucedió en otras pandemias, pero que ello no implica que no pueda producirse un rebrote. Recomendó continuar usando barbijos.

El médico neurólogo Conrado Estol mantuvo un diálogo con EL LIBERAL en el cual abordó la situación actual de la pandemia con una caída pronunciada de contagios, por lo cual el Gobierno nacional decidió a partir del mes próximo avanzar con una cada vez mayor apertura de actividades y la posibilidad de no utilizar el barbijo en lugares abiertos.

Estol, al ser consultado por este medio, señaló que "la caída de casos responde a la evolución natural del virus que luego de un brote muy severo y muy largo de la variante P1, Manaos o Gamma como la queramos llamar que llegó a picos de 40 mil infectados en mayo y 700 muertes por día y cuando aún hoy vemos que siguen un par de miles de infectados por día, más de 100 muertes cada 24 horas, todo ello muestra que lamentablemente no hemos cortado este brote con testeo y vacunación que es como se debería haber hecho".

En su análisis, "el virus simplemente siguió su curso natural y por supuesto como suele suceder, se agota, como se han agotado pandemias de hace 50 años y de hace 100 años en que no existían otros recursos".

Puntualizó: "Ahora, eso no dice en absoluto que no pueda ocurrir otro brote. Es probable que ocurra otro brote. El que estamos esperando y el que sería más factible es el de la variante Delta y ¿por qué en América Latina no se va a comportar como se comportó en el resto del mundo, reemplazando a la versión previa? En Europa, en EE.UU, reemplazó totalmente a la variante alfa 1.1.7 de Kent en el curso de 4 a 5 meses, eso sucede dependiendo el país".

Detalló que en el caso de la Argentina y en países emergentes, "que han tenido una infección más severa que muchos de esos países anteriores y sin duda más prolongada, eso es lo que puede hacer que la variante Delta pueda tardar más tiempo en llegar al pico del brote y en diseminarse".

Recordó Estol que "de hecho eso sucedió en los países del sudeste asiático, en Indonesia, en la India que eran países que tenían diseminación cuando llegó Delta y por eso la pendiente de ascenso hasta el brote fue más aplanada, más lenta que lo rápido que ocurrió en EE.UU. en el Reino Unido o en Israel".

El barbijo

En el contexto actual, Estol sostuvo que "el barbijo sigue siendo definitivamente la herramienta más importante para contener la diseminación del virus".

Puntualizó el neurólogo: "Lejos de sugerir el no usarlo, habría que aumentar el uso aunque supiésemos que Delta probablemente no tenga un brote" y redobló sus conceptos señalando que habría que utilizarlo "aunque ya tuviésemos un 70% de la población con dos dosis, hasta que haya una seguridad que esta pandemia se transforme en endemia o tiene un formato, un comportamiento similar al de una gripe, hasta entonces, deberíamos usar barbijos".

Sostuvo que esto debería ser así "porque el esfuerzo, el costo objetivo de usarlo es mínimo comparado con la altísima eficacia que tiene controlar la diseminación viral". Destacó en este sentido que "como estamos lejos de un porcentaje de población con doble dosis y es alta la probabilidad que Delta se disemine, con mucha mayor razón se debería usar el barbijo".

Estol fue más allá e indicó que "hasta debería estar disponible sin costo en todo punto por el que una persona pueda acceder ya sean comercios, lugares estatales, en todo lugar debería haber barbijos disponibles para que la gente tenga y esta sería una de las formas más efectivas para amortiguar un eventual brote de la variante Delta".