“Nadie se hace cargo del muerto, hace siete día que el hombre murió y sigue sentado en la silla donde falleció. Su cadáver continúa en el mismo lugar”. La denuncia la hizo un familiar de Bernardo Guanuco, de 80 años, quien, según informaron, no fue víctima de ningún tipo de delito, su deceso fue por “muerte natural”.
La historia, que tranquilamente podría ser extraída de alguna serie o película de Neflix, comenzó cuando una remisera conocida por “Don Bernardo” (se crió en la misma zona) fue llamada para que se acerque hasta el “rancho” porque “algo malo había pasado”. El hombre vivía solo, era “ermitaño”, “hosco”, no tenía amigos, solo ella y algunos vecinos (no tenía visita de familiares tampoco) eran las únicas personas que cruzaban palabra con Don Bernardo. Entonces los vecinos acudieron a ella, quien conoce muy bien la zona por haberse criado en el lugar.
Cuando arribo a la finca Ceibal, cuyo dueño no se encuentra en Salta, y accedió al rancho de Don Bernardo se dio con una imagen dantesca, había tres perros atados, uno muerto, otro totalmente desnutrido y al borde de la espiración, y un tercero sin poder ni siquiera levantarse.
Si esa era la imagen afuera del rancho, la mujer no quería ni imaginarse lo que podría haber de la puerta hacia adentro.
Decidió entonces realizar la denuncia a la Policía para que se llegue hasta el rancho de Don Bernardo. Así fue que al lugar arribaron oficiales de la Comisaría a 4º de Villa Mitre. Uno de ellos, cumpliendo todo el protocolo sanitario, ingresó a la vivienda y se encontró con el hombre muerto sentado en una silla.
Al salir del rancho, el oficial informó que el fallecimiento del hombre había ocurrido entre 5 o 6 días atrás por el aspecto del cadáver. “No hay signos de violencia. Se trataría de una muerte natural”, les dijo a los vecinos y a remisera.
En forma inmediata llamó para que el cadáver del hombre sea peritado (llegó un fiscal al lugar) y luego transportado por los bomberos hacia la morgue.
Una hora más tarde, aproximadamente, arribó al lugar una camioneta 4x4 con dos médicas quienes ingresaron al rancho para realizar la tareas que deben hacerse en este tipo de casos.
En lugar ya se encontraba también un hermano del hombre fallecido. A él le hicieron firmar el acta de defunción. Una vez que puso su rubrica, las personas que habían llegado en la camioneta se fueron. El hombre, entonces, les preguntó: “¿Quién se va a llevar el cadáver de mi hermano?”, y la respuesta fue: “No sabemos, nosotros hicimos nuestro trabajo”, y se fueron.
Las horas pasaron y la morguera de los bomberos nunca llegó, el fiscal que estuvo a cargo tampoco se preocupó en el traslado de Don Bernardo, y la policía les informó que ellos ya nada podía hacer. Conclusión: “Nadie se hacía cargo del muerto”.
Desde que ocurrió todo ya pasaron más de 36 horas, un día y medio, y el cadáver del hombre de 80 años continúa adentro de la vivienda, sin que nadie se haga cargo, sin que la Justicia actúe parar una morguera lo retire del lugar.
A todo esto, los vecinos del lugar, los cuales dieron a conocer la historia, están preocupados porque nadie se hace cargo de Don Bernardo y deben convivir muy cerca con el cadáver. “Era un hombre hosco, ermitaño, solitario, pero no merece este final, es increíble. Necesitamos que alguien se apiade de este hombre, que el Gobierno se haga cargo de este caso”.
Cerca del rancho de Don Bernardo vive una mujer junto a su pequeña hija la cual no para de llorar porque Don Bernardo Guanuco sigue en el mismo lugar donde falleció sin que nadie se haga cargo, con todo el riesgo sanitario que esto conlleva para la salud mental y física de la pequeña.
Fuente y foto: EL TRIBUNO
